lunes, 5 de enero de 2009

LOS DÍAS SUBLUNARES (1957)

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LOS DÍAS SUBLUNARES
(1957)
Por Édgar Guzmán
Lunes

Sostenido en la cumbre, en la explanada,
arrollado entre tórridos crecimientos marinos,
el rostro develado del hombre se desliza
buscando al inoído ser de manos primeras.

Mas solo se oyen cosas y hechos, se oyen
la abrupta ley, el paso tras el paso
la música aterida de los astros
el latido callado de las flores.


Martes

Ved cómo merodea la faz lóbrega
del dolor embozado en la mañana.

Han caído de pronto,
inesperadamente heridos en la espera,
y ocultan la cabeza
y el grito embotellado
ante un paisaje de árboles sangrientos.

Cómo crispan el cuerpo
mientras la sal amiga, el mar austero,
les enjuagan los ojos destrozados.


Miércoles

Mas ved que el hombre es amo
de todas las palabras que sorprenden los días,
de esta sonora vida fraterna como un árbol
y de todas las cosas que moran junto a él.

He aquí que alimenta ansiosos tallos
como gritos certeros alzados contra el rostro
invencible del cielo.

He aquí que se inclina sobre un sueño
y sumerge su llanto que nutre dulces rosas.


Jueves

He aquí la alegría: arrebuja
al día bajo pronta ala de arcilla
y galopa en la tibia cabellera del aire,
entre magnolias blancas y ágil polen.

He aquí la alegría: desvanece
la nocturnal herencia del rocío
y cabalga en el viento, entre rubias estatuas
y bocas que florecen a su toque.


Viernes

Qué anhelo, qué murmullo
de pétalos volando en las ciudades,
de ángeles de amplias alas
sumidos en la gleba
viajando entre etéreas vibraciones.

Sois vosotros forjando
solícitas cadenas y miradas
para apresar la luz sobre los pinos.

Aquí cada uno es uno
junto a otros corazones,
y abre la vida amiga sus ventanas.


Sábado

Hay una lenta lágrima
que anuncia siempre muerte en los sucesos,
una risa inconclusa, un canto roto
y un copo de algodón que gime y cae.

Hay una muerte eterna aquí en los brazos,
en la más larga espera y en la carne más cálida,
acechando escondida tras un aliento oscuro
que mata al corazón o lo extravía.

Sin embargo, alguien lucha como una íntima brasa,
alguien que sale al frente, que suave, firme, ardido,
sencillo como el aire sigue andando sus pasos.


Domingo

Sea rampante lava en la paz ósea, sea
ceguera capital de pulpa y piedra, apego
de rocío a la hoja, de rifle a la clavícula;
sea desgobernada brújula del afán
prisa radical de manantiales,
en la cuenta es amor
el ignoto motor de las hazañas,
el rápido turbión que agita el bosque
y la brisa impoluta que en silencio nos ata
al seco corazón de los metales, al destello
de la verdad que enjoya las pupilas, al goce
en el flanco feliz de un teorema.

El es el soplo denso de la Tierra
que disemina el polen maravillado y canta,
el aire enardecido sobre tiernos cabellos anhelantes,
el agua de que beben la raíz valerosa y la montaña
y el fuego, aliento trágico, pedernal insepulto que conduce
los pasos en la sobra sin cesar.
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