viernes, 10 de abril de 2009

CUANDO UNA ALONDRA MUERE (1957)


CUANDO UNA ALONDRA MUERE
(1957)

Por Édgar Guzmán

Cuando una alondra muere
y se quiebra un designio entre sus pasos,
cuando todo enmudece o el alba se retrasa
y se extingue una hoja con un raro estertor,
tú tienes la palabra que enciende la mañana,
la obstinación que quiero, la voz fresca y contenta,
y estableces los pies mientras tus dulces manos
acarician las nuebes.

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